El ser humano que el JIF aspira formar es un ser humano concreto, que, sin renunciar a los valores de la cultura universal, es conformado por el paisaje, la historia, la cultura y las tradiciones nacionales, provinciales y regionales: es un ser humano libre y autónomo en sus decisiones morales y políticas, desarrollado como una totalidad, con espíritu crítico y profundamente democrático, amante del bien común. Dispuesto a recuperar los lazos de cooperación y solidaridad y a recomponer una ética de la responsabilidad social. En este sentido, debe estar formado en la resignificación y valorización del trabajo, como un necesario camino hacia la dignidad y el bienestar.
Un ser humano capacitado en los conocimientos e instrumentos intelectuales necesarios para poder intervenir en las rápidas transformaciones del mundo contemporáneo, mediante el desarrollo de las competencias que requiere la estructura del nuevo saber: Un ser humano con creatividad para todos los dominios de la ciencia y el arte.
Un ser humano que posea una autonomía intelectual que le permita comprender que la educación es una actividad continua y permanente que le posibilita el aprovechamiento de la amplia gama educativa formal y no formal y con una actitud crítica ante los mensajes dirigidos desde los medios de comunicación social.
La educación que respetará las individualidades, los ritmos, las necesidades y los intereses de los alumnos, generando las competencias y capacidades necesarias para adaptarse a los avances, que requiere un país para crecer y que inciden en el potencial de innovaciones futuras; sin perder de vista la dignidad y el valor del ser humano.
Por sobre todo, un ser humano capaz de construir su propio destino, feliz y trascendente.